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Estimados lectores...


Debido la pandemia que nos está acorralando en nuestros hogares, para diesmar su efecto, hemos decidido poner uno o dos posteos diarios, aunque más no sea, para tratar de hacer pasar un buen rato, en medio del factible aburrimiento de estar en casa las 24 horas.
La idea es que el hecho de bajar y ponerse a escuchar el disco, nos de la posibilidad de pasarla lo mejor posible.
Solo pido un favor, sea del país que sea el lector que llegue: "No salga, cumpla con el pedido de cada gobierno y respete las reglas para salir de ésta pandemia"
Gracias y disfruten de nuestro Tango.
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Tango - O. Larroca - D. Federico - Arreglado

29 de enero de 2010

















Aunque por allí anda un Compacto con los tangos de Federico – Larroca, me atreví a organizar con retazos de discos, un trabajo que puede ayudar a que algunos vuelvan a escuchar la magnifica voz de Oscar, y por qué no, volver a revivir una época maravillosa de la orquesta de Federico.
Seguramente nos quedamos cortos con la elección, pero es una manera de hacer saber que uno no se olvida de ciertas cosas, momentos, voces y orquestas. No me encerré en determinados temas, si no, que apunté a los que mejores estaban para publicar, ya que son sacados de discos, y aunque sew lograron buenos sonidos, no todos gozan de la misma fidelidad.

Aleman56


Oscar Larroca

Desde pequeño la guitarra fue su compañera, sus padres lo inscriben en el Conservatorio Nacional de Música, egresando con el título de profesor de guitarra, ya adolescente también comienza el estudio de canto.
Sus primeras actuaciones como cantor las realiza acompañándose con su guitarra. Su buena voz y el gusto de cantar obligaban su participación en las fiestas de fin de curso escolares.
A principios del 40 es presentado en la importante audición diaria de Radio Mitre "La famosa matinée de Juan Manuel", en la que participaban quienes se querían iniciar en la música popular. Muchas figuras importantes desfilaron por ese programa. Larroca actuó allí durante tres años acompañado por las guitarras de Pascual Avena, Enrique Maciel
(hijo) y Demasi, lo que le permitió lograr perfeccionamiento técnico y experiencia artística.
A principios de 1945 el periodista y productor Carmelo Santiago lo oyó cantar y resultó impactado. Por eso, al enterarse que Domingo Federico buscaba una voz para acompañar al ya consagrado Carlos Vidal en su agrupación, invita al maestro a escucharlo. Se produce inmediatamente su debut en Radio Splendid, y el 19 de junio de ese año, graba a dúo con Vidal el tango "Pasaje de mi vida", luego siempre a dúo, la milonga "Zapatos" y "Tango del querer". El 22 de octubre registra solo, el tango "Voz de barrio".
Su actuación con Federico se extiende hasta septiembre de 1948, dejando impreso en el disco obras inolvidables como el tango de Garza y Bahr "Un tal Medina", y de Carlos Waiss, "Te espero en Rodríguez Peña", siendo su ultima grabación e
l tango de Francisco y Domingo Federico "Para usted amigo", el 30 de septiembre de 1948. Con esta orquesta hizo muchas presentaciones en diferentes clubes, teatros y también en el cine, en la película "Otra cosa es con guitarras" junto a Carlos Vidal.
Luego se iría con Osvaldo Manzi, pero eso es arena de otra playa.
Ahora, hablemos de:




Domingo Federico

Bandoneonísta, director, compositor y docente, nació el 4 de junio de 1916 en el barrio de Palermo y muere el 6 de abril de 2000, en la ciudad que lo acunó por años: Rosario.
Este inolvidable
músico y genial melodista radicado desde hace muchos años en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, era en realidad un porteño nacido en el barrio de Palermo Viejo. Aprendió violín de su padre, luego el piano y el solfeo.
La familia después se radica en Carmen de Patagones, la ciudad más austral de la provincia de Buenos Aires, y el papá don Francisco compra un bandoneón y comienza a estudiar el instrumento ante la mirada atenta de su hijo Domingo. Se repite la historia del violín.
El bandoneón lo atrapa definitivamente y además de las clases que recibía de su papá, adquiere libros de método para su aprendizaje.
Nuevamente en Buenos Aires, comienza la secundaria y continúa estudiando el ba
ndoneón por su cuenta con gran perseverancia.
Ya en la facultad de medicina, decide perfeccionarse en el conservatorio de Pedro Maffia y Sebastián Piana.
A los dieciséis años, junto con su hermana Nélida, a quien Domingo la había iniciado musicalmente, formó el dúo Federico para tocar en escenarios céntricos, en diferentes radios de Buenos Aires y en alguna que otra gira por el interior del país.
El entusiasmo por el tango y la buena aceptación del público, hicieron que abandonara sus estudios universitarios para dedicarse de lleno a la música. Empieza a componer y escribir sus propios temas, se convierte en un buen arreglador y arma una orquesta de señoritas, donde su hermana tenía el papel más destacado.
Después de un tiempo, pasa a integrar la formación de Scarpino, luego la orquesta de Juan Canaro para finalmente recalar en el año 1941, en la de Miguel Caló.
De esta etapa nos cuenta Sara Ribot (revista "Tango y Lunfardo" Nº 55, Chivilcoy, 23 de mayo de 1990): «Un dato curioso se dio con el estreno de su tango "Al compás del corazón". Recién ingresado Federico al conjunto de Miguel Caló le mostró su tango a sus compañeros y fue muy aceptado. Los integrantes de la orquesta querían tocarlo, pero los cantores Raúl Berón y Alberto Podestá dudaban, porque no conocían bien la letra aún. Un buen día, decidieron estrenarlo sin consentimiento de Caló, a manera de travesura. El director no solía ir por la tarde a la confitería donde actuaban. Como los cantores no querían interpretarlo, uno de los más entusiastas con el tango, Enrique Mario Francini, decidió hacerlo. Así fue el improvisado debut de este tango, con gran aceptación del público, que pedía volver a oír la pieza. Cuando llegó Caló y el público le pedía el tema, este no sabía de que se trataba, pidió escucharlo e inmediatamente lo incorporó al repertorio».
«De 1941, es también "Yo soy el tango", con letra de Homero Expósito. Fue la primera grabación de Troilo con el cantor Francisco Fiorentino».
En 1943 se separa del Caló para formar su propia orquesta, con la que debuta con mucho éxito en el café Select Buen Orden, junto con sus cantores Alberto Tagle y Alfredo Castel. Como dato curioso podemos señalar que el contrabajo estaba a cargo de su padre, quien insaciable en su búsqueda, también había aprendido a dominar este instrumento.

Orquesta de Domingo Federico

La orquesta estaba integrada por Domingo Federico, como primer bandoneón y director; los bandoneones de Eduardo Corti, Priori y Thompson; Enrique Cantore, Pando, Tallaferro y Ternaski en violines; Mario Garcés co
mo pianista y en el contrabajo Francisco Federico.
Además de Alberto Tagle y Alfredo Castel, tuvo como vocalistas a Ignacio Díaz, Carlos Vidal, Oscar Larroca, Mario Bustos, Hugo Roca, Enzo Valentino, Dante Rossi, Carlos Valdés, Armando Moreno, Rubén Sánchez y Rubén Maciel.
De todos ellos, Carlos Vidal fue sin duda el más representativo. El que impuso toda su personalidad, en versiones que quedarán imborrables en el recuerdo, tal el caso de los tangos "Yuyo verde" y "Yo".
Es contratado por Radio Splendid y toca en los más importantes escenarios porteños y bailes.
Con respecto a los bailes y las costumbres del 40, el propio Federico nos relata: «en esos años había tres tipos de público. Un sector que venía a escuchar y otro sector de bailarines, en proporciones que variaban de acuerdo con las características de la orquesta, en nuestro caso la cosa era repartida. Y un sector universal: las madres. Las madres eran un cordón que rodeaba el baile, más visible en los clubes de barrio y más diluido en los grandes salones, pero siempre presente. Estaban de custodia. Qué cómico: si a la salida del baile, uno le rozaba un pelo a una chica, te mataban; y resulta que, bailando, te la podías llevar hasta la casa».
Su obra de eximio compositor no se detiene. Así van surgiendo de su notable inspiración verdaderas joyas del género: "Yuyo verde", "A bailar", "Tristezas de la calle Corrientes", "Percal", entre otros bellísimos tangos.
En 1944 hace su primer disco que tenía de un lado su tango instrumental "Saludos" y en el acople, "La culpa la tuve yo", con la voz de Ignacio Díaz, siendo ésta la única grabación del cantor con la orquesta.
Como ya dijimos, Federico fue un melodista excepcional, un gran compositor. De su obra se destacan, además de los tangos ya mencionados: "Con el mayor gusto", "Déjame volver para mi pueblo", "Futuro", "La noche y marfil", "Tropical", "Cosas del amor", "Para usted, amigo" y en su última etapa: "Fueye azul", "Tango íntimo", "En la calle", "Dibujos", "A María Rosa", "Muy suave", "Pachito", "Un cigarrillo muerto", "Memorias", entre otros.
Relata Ricardo Barbieri (revista "Tango y Lunfardo" Nº 55): «después de una brillante trayectoria, en el año 1963, Domingo Federico fue requerido nuevamente por Miguel Caló, y junto a Armando Pontier, Enrique Francini, Raúl Berón y Alberto Podestá -entre otros-, reflotan nuevamente "La orquesta de las estrellas", conjunto que debutó en Radio El Mundo, animando las audiciones de los lunes y los jueves a las 21, en un ciclo que habría de durar tres meses, temporada en la que se estrena un nuevo tango de Federico y R. Koy, titulado "En la calle", con la voz de Raúl Berón, obra que más tarde, junto a once composiciones más, conformaría el único LP que esta orquesta grabara en el sello Odeon. Además el conjunto actuó en canal 9 y amenizaron distintos shows.»
Luego vendría su definitiva radicación en la ciudad de Rosario, donde se casa y forma una nueva orquesta con destacados músicos rosarinos y las voces de Rubén Sánchez y Rubén Maciel. También actúa, en radio, en televisión, hace grabaciones para los sellos Victor, Embassy y Rosafon, y ameniza bailes, muchas veces con una formación más pequeña, un trío denominado "Saludos".
Antes de su última experiencia orquestal había realizado 45 giras por la Argentina y países latinoamericanos y 120 recitales en el Japón, primero como bandoneonista de la orquesta de Francisco Canaro en 1961 y luego al frente del quinteto "A lo Pirincho". En Rosario se entrega a su vocación de docente en la Universidad y dirige una orquesta conformada por sus alumnos.
«Yo quería formar una orquesta de jóvenes, y acá está: Orquesta Juvenil de Tango de la Universidad Nacional de Rosario. Si algún pequeño mérito me cabe, es el de haber hecho a esta gente al tango. Ellos tienen una formación musical académica muy sólida, te leen la Biblia. Pero era necesario llevarlos a entender aspectos del lenguaje del tango, los valores y los fraseos que tenemos. Y respondieron muy bien».
Domingo Federico fue un grande entre creadores del tango y su obra es de tal calidad que, muchos de sus temas se convirtieron en genuinos clásicos del género.

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Tango - Maure con Fueye y guitarras

Luis Mariani -amigo y productor de varios de los espectáculos de Mauré- y a quien presentamos en el anterior homenaje, me contó alguna vez, que el gran cantor tenía como casi una manía, el controlar su vestimenta y su peinado, antes de salir a escena.
“Increíble, estaban anunciándolo y el jorobando con la corbata, peinándose y abotonándose el saco. Mi corazón latía como si fuera a explotar, y él, no se le movía un pelo.
Eso por un lado, y por el otro, vaya como recuerdo y anécdota una de las tantas que pasamos y nos costara unos mangos.
Un día, en medio de una pelea co
n otro productor (en realidad vendedor de artistas), se ve que me citó como un modelo en responsabilidad y cuidado del artista. Se ve que el tipo, no pudo olvidarse de aquel altercado con Héctor y le quedó la sangre en el ojo.
Al poco tiempo, se me ocurre organizar en la zona de Tandil, Olavarría, Azul, Bolívar y Junín, una gira con Muaré, Lesica y Rufino. Los tres acompañados por un bandoneón y tres guitarras que me aseguré, incluso antes de plantear la gira a los cantores, aunque Rufino se bajó, porque tenía contrato con la TV y no lo autorizaron.
Les pasé las partituras, los hice ensayar en la casa de mi hermano en Berisso y cuando todo estuvo listo, alquilamos un colectivo y salimos.
La cosa estaba para juntarla con la pala, e incluso, para volver a los mismos lugares, si la cosa se daba como lo había planeado.
Pero cometí una torpeza:
Le di manija a la gira en Radio el Mundo y en Rivadavia.
El tipo que había discutido con Muaré y para perjudicarnos a todos, armó la misma gira con artistas del programa Grandes Valores del Tango –en ese tiempo muy fuerte en el gusto del público- en los mismos lugares y mismas fechas.
Ni hablar lo que pasó!
Nos fue mal a los dos, los artistas se llevaron algo de dinero, pero nosotros –los productores- quedamos enterrados hasta los ojos.
Al mes, me voy a Capital, para armar otra gira con Mauré, pero apuntando a la Patagonia, allí tenía contactos y cuando lo propuse todos se pusieron a disposició
n del armado y publicidad.
Comento la idea a Mauré y éste se me queda mirando…
-Decime Gringo…¿Cómo te fue con la gira anterior, pero la verdad eh?
-Para el carajo, en realidad, a los dos nos fue para el carajo.
-Cómo a los dos?
-Si al otro también. El que llevó a los de Grandes Valores…
-Y quién armaba eso?
-Fulano de tal…
-No me cargues..
-Si, fue él.
-Lo voy a matar, te lo juro que lo voy a matar!!!
Yo quedé frío, nunca l
o había visto con semejante locura. Golpeaba la mesa del bar y se había transformado. Quería agarrar un taxi e ir a buscarlo.
Con paciencia y palabras gratas, bajé un poco su locura y me salvó la llegada de un señor, que pidió permiso para saludarlo.
Pasado el momento y ya en su casa, volví sobre el tema, y me contó lo de su bronca.
En aquella discusión que tuvieron, el tipo le había jurado que adonde fuera a cantar, él le haría
otro espectáculo para joderle la vida. Y cumplió, aunque la verdad, le costó mucha guita… y no creo que le sobrara tanto.
Lo de la Patagonia?
No se hizo por los costos, aunque al año, hicimos algo en ciudad de Neuquén, La Pampa y el sur de Buenos Aires, auspiciado por una conocida marca de cigarrillos. Un exitazo!"
















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Tango - Hugo Díaz - Tangos

Hugo Díaz nace en el mítico Santiago del Estero, acunado por el sortilegio de leyendas y salamancas, telesíadas, montes de algarrobos, salitral y una soledad inmensa. El rumor de la palabra de Ricardo Rojos, el rescoldo tibio de Manuel Gómez Carrillo y de Andrés Chazarreta, las noches calurosas en que las estrellas velan con una claridad impresionante, el sueño de casi todos con el catre en los patios, la vida rodeada de música por doquier, con abuelos quichuistas memorizando las zambas viejas, ñaupas, que con su inestimable y sutil belleza brotan de la guitarra, del bombo, del arpa y del violín, que ha recordado un viejito ciego o una viejita guardadora de vidalas, hasta que le llegan a Hugo Díaz, el niño prodigio; el ushuto, el shulko, que sabe el misterio de la música desde que nace, o antes, en el vientre de su madre. Como si fuera un destinado por Dios para este milagro de verter con fluidez el arte nativista que su heredad le comunica, aunando además talento y musicalidad.
La versatilidad de Hugo Díaz trasciende lo santiagueño, sus experiencias en Europa erudita le confieren una libertad que ya no se puede aprisionar y entonces, vuela y divaga en el espacio de una canción tradicional, o en ciertas concesiones pintorescas con que se luce en los festivales, solito con su armónica y un guitarrista, desangrando sus canciones, este inmenso músico argentino, con la gracia de un chango, con el corazón de un niño.
Este santiagueño es grande, inmenso algarrobo entre todos los músicos, a cuya sombra bienhechora crecieron muchos grandes artistas. Nació en Santiago del Estero, el 10 de Agosto de 1927, y murió en Buenos Aires en 1977, donde vivía hacía muchos años.
Este Hugo Díaz, risueño,
jovial, de cara redonda como un pan, de hermosos ojos negros, de labios gruesos, siempre mordaz, con su tonada santiagueña, hacía más ocurrente todo lo que decía, como un niño feliz de hacer divertir con sus chistes a los demás. Su ternura, su don carismático, su sentido de la amistad, fueron un distintivo en él. Podía deslumbrar con su maestría en la armónica, con su tic jazzístico. Era intuitivo y valioso, por su osadía de tocar con misma gracia, improvisando, imitando a sus amados fantasmas de la gran música. Tocaba también el violín, el piano, el contrabajo y el bajo con increíble soltura, ya que se inició como bajista en una banda de jazz, allá en Santiago, cuando andaba en los comienzos de la que sería su vida, la música.
Debutó en la radio de Santiago, en 1936. Era un niño cuando tomó parte de la primera orquesta folklórica, creada por el consejo de Educación de Santiago del Estero. Bajo la dirección del maestro Leopoldo Bonell, actuó como solista de la armó
nica. El director de orquesta Juan Carlos Barbará, lo contrata en Buenos Aires, allá por el año 1944, y debuta en la confitería Hurlingham, actuando como intérprete de música nativa.
Corre el año 1946 y Chacay Manta lo invita a formar parte del conjunto. Por ese entonces, ya había una serie de amadores fieles del folklore. Un sueño de juventud fue su primer conjunto integrado por Victoria Cura, su esposa, como cantante, Domingo Cura, su cuñado, percusionista y los guitarristas José Jerez, julio Carrizo y Nelson Murúa. Victoria era su cantante y con ella, santiagueña de voz bellísima, llegan a la gran capital.
Una mano abierta es la de Félix Pérez Cardozo (1908-1252). El honorable y bien querido músico nacido en Paraguay, que adoptara a tantos músicos paraguayos y argentinos con su famoso conjunto en el que su arpa paraguaya cobra significado nivel. Así que él, Félix Pérez Cardozo, fue el que abrió paso a Hugo Díaz, que se ganó enseguida el cariño y la admiración de todos lo
s artistas. En esa cocina hogareña, que es el compartir las noches en las peñas, es donde TK, el sello grabador, contrata a Hugo para hacer su primer disco. luego en Odeón grabaría un repertorio más completo y en RCA encabezó la lista de éxitos.
Para Hugo, el sueño del pibe se había cumplido. A su lado, una profusión de músicos de absoluta idoneidad, llegan para conformar el más importante enjambre de talentos, Alcira, esposa de Domingo Cura, es siempre la fiel comunicadora con todos ellos. Una época gloriosa es la de Kelo Palacios, Mariano Tito, Eduardo Lagos, Osvaldo Berlinger, Oscar Alem, Eduardo Ávila y Domingo Cura, una excelencia, junto a Domingo Cura en percusión.
En verdad, era un placer oír contar a Hugo cómo había tocado el cielo con las manos. En Es
tados Unidos toca junto a Lous Armstrong y Oscar Peterson; valía la pena haber vivido. A raíz de su actuación en Leverkusen (Alemania), contó con el apoyo de la Casa Hohner, fabricante de las armónicas que utilizaba, que puso a Hugo, junto a sus más grandes intérpretes, en la galería de retratos de su sede central. En Bélgica (1953), pudo conocer a los grandes de la armónica, Toots Thielemans y Larry Adler. Hugo ya tenía su lugar en el mundo. Waldo de los Ríos, una figura en España e Inglaterra y generoso anfitrión de los argentinos que iban allí, lo invita a grabar junto a él. Actúa en Oriente Medio, en Japón, en Roma, en la Scala de Milán, junto a figuras como Renata Tebaldi y Mario Del Mónaco, de renombre en el canto lírico.
Así, después de una vida agitada, vuelve al pago. Vuelve a la patria y no es fácil, una vez pasada la primera excitación de la llegada. No será lo mismo conformarse con lo cotidiano, volver a una vida rutinaria, tolerarse y tolerar la exagerada y abrupta caída desde el cielo. Hugo se ríe por fuera pero no será fácil, ya que las posibilidades se limitan en trabajo. El talent
o prueba el sabor amargo y riguroso de sentir el dolor, la parálisis, de la rutina en lugares nocturnos, hablando de lo que fue, aguantando, resistiendo. Aún habría un obra grabada, de excelentes frutos. El manantial deja brotar canciones como la que hace con Ariel Petroccelli, aquélla Zamba del ángel.
Al morir Hugo, unos días antes, Victoria llenó de lágrimas sus hermosos ojos árabes, verdes como tunal, por su adorado esposo, y lo acompañó hasta el último hálito de vida. El éxito de Mavi, hija única de ambos, no alcanzó a ser visto por su padre, pero la hija de Hugo Díaz y Victoria es digna de ese hombrón maravilloso, que cantó a su Santiago, con el sonido de la armónica, que gimió y alcanzó la exquisita vibración de lo que llamamos música.

Recopilación Hugo Marcelo Cejas en la página:
http://hugodiaz.ar
.tripod.com


Hugo Díaz – Tango
Año 1970



















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Tango - Tangos Porteños - Varios Interpretes

Amigos de Madrid, sin dar muchas explicaciones, me dejaron en el correo este CD denominado Tangos Porteños.
Es una mezcla muy rara, e incluso aparecen en medio de ellos, grabaciones de un grupo Club de Tango, del cual no tengo noticia alguna.
Sin embargo, lo creí válido como curiosidad y los subí para que lo escuchen, analicen y saquen sus propias conclusiones.
No es una cosa de otro mundo, pero se resguarda en tangos clásicos por intérpretes clásicos y seguros de ser aceptados.
Fue editado por Send Music y fue grabado en Madrid. No tengo más datos.




















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Tango - Salgan - Rivero - Rivero - Salgan

10 de enero de 2010


Horacio Adolfo Salgán (Buenos Aires, Argentina; 15 de junio de 1916 - ) es un pianista, compositor y director de orquesta.
Es uno de los músicos de Tango más prestigiosos de la historia. Se desenvolvió como guitarrista, arreglista, director, pianista y compositor.
Su inagotable talento le permitió enunciar un lenguaje nuevo que rompió con lo establecido. Su innovación radica en el uso de ideas musicales, poéticas y vocales absolutamente nuevas, distinguiendo su obra por dicha iniciativa.
Salgan es autor de célebres temas como Grillito, A fuego lento y Del uno al cinco. Su aptitud le rindió fruto, ya que sus composiciones se estudian hoy en Europa y tienen muy buena aceptación en países de culturas tan diferentes como Japón y Finlandia. Desde la década de 1950, influenció a jóvenes músicos rioplatenses.
Para el año 1944 constituyó su primera orquesta y debutó en radio. Durante su carrera compartió escenarios con músicos de renombre como Aníbal Troilo, y cantantes de Tango como Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche.
El famoso director de orquesta Daniel Barenboim expresó su admiración por la música de Horacio Salgan. Recibió la distinción de Personalidad Emérita de la Cultura Argentina, en el año 1995.
Dos años más tarde, Salgan fue invitado a participar de una producción de cine por el director español Carlos Saura, interpretando -A fuego lento- en una escena de su película Tango, en 1997. Horacio Salgan escribió un libro llamado Curso de Tango.

Edmundo Rivero

Edmundo Rivero fue un cantante, guitarrista y compositor argentino de tangos. Nació el 8 de junio de 1911 en Valentín Alsina (Partido de Lanús, Buenos Aires, Argentina). Su bisabuelo materno, inglés, de nombre Líonel, había sido lanceado a mediados del siglo XIX por los indios pampas, le dejó la herencia del pelo rubio y el primer nombre (su nombre completo era Leonel Edmundo Rivero). Se formó en la música clásica, estudiando canto y guitarra en el Conservatorio Nacional del barrio de Belgrano.
En sus inicios formó dúo con su hermana Eva y debutó realizando algunos pequeños conciertos para Radio Cultura interpretando música española y temas clásicos. Su carrera como cantor de tango se inicia con José de Caro y en 1935 se une a la orquesta de Julio de Caro como vocalista. Luego haría parte de otras orquestas, como las Horacio Salgán y Aníbal Troilo, imponiendo su registro de barítono y su inconfundible estilo aporteñado.
Escribió su autobiografía en un libro titulado Una luz de almacén en el cual despliega una interesante defensa del lunfardo. Fue miembro de la Academia del Lunfardo. Falleció en la ciudad de Buenos Aires, a los 74 años, el 18 de enero de 1986.


01 – Recuerdo – Instrumental
02 – A una mujer
03 – Al mundo le falta un tornillo
04 – Canchero
05 – La uruguayita Lucía
06 – Siga el corso
07 – Ojos negros – Instrumental
08 – Acquaforte
09 – Alma de loca
10 – La luz de un fósforo
11 – Lo han visto con otra
12 - Trenzas



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Tango - Julio De Caro 1924 - 1932


Nombre completo: Julio De Caro, Músico, violinista, director y compositor. (11 de diciembre de 1899 - 11 de marzo de 1980)
Tras iniciarse, en la segunda década del siglo XX, junto a los grandes creadores de la época -Eduardo Arolas, Roberto Firpo y otros-, que habían transformado el tango primitivo, y recibir la influencia de los primeros grandes melodistas del género -como Juan Carlos Cobián y Enrique Delfino-, el violinista Julio De Caro fundó con su sexteto, a partir de 1924, un nuevo y trascendental estilo. Este gravitaría como ningún otro en la historia posterior del tango, ensanchando su horizonte espiritual. Tanto que la escuela decareana en el plano instrumental y la escuela gardeliana (por Carlos Gardel) en el vocal, sentadas como modelos de interpretación del tango para la misma época pero separadamente, constituyeron desde entonces la suprema guía en sus respectivos ámbitos.
En 1924 grabó sus primeros discos para el sello Víctor, registrando dos tangos suyos: "Todo corazón" y "Pobre Margot". A lo largo de 30 años grabó 420 obras, aunque algunos coleccionistas consignan haber hallado dos decenas más. El grueso de su discografía se concentra en el período 1924-1932, que se subdivide en dos grandes series: la del sello Víctor, hasta 1928, y la de Brunswick, desde 1929.

Orquesta Julio De Caro
En 1933, De Caro ingresó en una etapa de experimentación con masas orquestales ampliadas y nuevos timbres (vientos, percusión), que a la postre desdibujaron su mensaje (él mismo se había valido en los años '20 de un curioso violín-corneta). Luego, afortunadamente, regresó a sus propias fuentes, aunque pagando el precio de caer en cierto anacronismo. Guardián hasta su retiro de las más nobles esencias, quedó un tanto marginado de la evolución del tango, tanto por su estricto apego al decarismo histórico en lo instrumental como por su dificultosa asimilación del papel central del cantor en las orquestas desde 1940.
Es sintomático que en esa década de enorme auge del tango, De Caro estuviese cinco años sin grabar.
Entre 1949 y 1953 llevó al disco 38 temas para el sello Odeón. Esa serie constituye un valiosísimo testamento sonoro, en el que vuelve sobre grandes obras que ya había grabado con medios técnicos más precarios, e incluye algunas novedades. Notablemente, "Aníbal Troilo", conmovedor homenaje en tango al gran bandoneonista, director y compositor. Hay que decir que también escribió el tango "Osvaldo Pugliese", para quien fue su máximo epígono, pero no existen registros de él, como tampoco los hay de "Piazzolla", el otro gran revolucionario del tango, a quien un visionario De Caro rindió tributo (que Piazzolla retribuyó con su "Decarísimo").
De su extensísima obra de compositor pueden destacarse varios tangos fundamentales. Además de los mencionados "Boedo" y "Tierra querida", sobresalen "Colombina" (con Francisco De Caro), "Copacabana", "Chiclana", "El arranque", "El bajel" (con Francisco), "El monito", "Guardia vieja", "La rayuela", "Loca ilusión", "Mala junta" (con Laurenz), "Mala pinta" y "Mi queja" (ambos con Francisco), "Moulin rouge", "Orgullo criollo" (con Laurenz), "Tierra querida", "Tiny" (con Maffia) y "Todo corazón".
El 11 de diciembre fue declarado Día del Tango porque en esa fecha, aunque de diferentes años, nacieron Carlos Gardel y Julio De Caro.

Extracto del artículo publicado en:
http://www.todotango.com/spanish/creadores/jdecaro.html

01. Derecho Viejo
02. Mosca Brava
03. La plegaria
04. Guardia vieja
05. Recuerdo
06. Farolito de barrio
07. Quejas de bandoneón
08. Amurado
09. Tierra querida
10. Mala junta
11. Gallo ciego
12. Color de rosa
13. Maipo
14. Amarguras



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Tango - Troilo - Goyeneche - Goyeneche - Troilo

5 de enero de 2010

“La dupla del Polaco con el Gordo Troilo, hoy es solo un hecho inminentemente artístico, y por lo cual, es un movimiento más de la vida artística de la cultura del espectáculo. Pero, la dignidad, calidad, sobriedad y creatividad de ambos, con el correr del tiempo los convertirá en material de culto”, me decía entusiasmado Boris Padovan – un querido amigo y fanático del tango- en una de las largas y regadas mesas de La Tanguería de Venado Tuerto.
Y no crea que supongo que Boris era un elegido para desgranar la frase, si no, porque para un tipo joven que hacía un programa de tango, todo cuanto le arrimaran le venía bien y ayudaba a encontrar la ruta justa del gusto y paladar del tanguero del interior.
Por qué?
Porque quién gusta del tango en las provincias alejadas de Buenos Aires, tiene otro concepto y disfruta el tango desde otro ángulo sentimental, que el porteño.
Lo hacemos desde la calidad y calidez del cantor, desde la simpleza o genialidad del músico, que con una formación tan complicada, puede lograr hacernos bailar y escuchar con la misma pasión.
Después, mucho después de cierta edad, empezamos a comprender cuales son las partes más sentimentales y como están atadas a nuestras vidas. Pero aquí y en principio, pasa más por la calidad, que por todo lo que luego ocurre cuando se adentra en el tango, salvo aquellos seres excepcionales que lo captan inmediatamente por su especialísima forma de sentir el arte.
Sin embargo, hoy por hoy, la gente dice, repite y asegura aquello que Boris me dijera siendo yo, un pichón con ganas de crecer y volar.
Vaya entonces éste aporte, como un recuerdo sensible y lleno de agradecimiento al Negro Varela, Jorge Luis, al Gordo Di Martino, Boris Padovan, El Gordo Vigeriego, Mito Ganim, Al cordobés Fernández, Jovell Quinteros y tantos y tantos, que me enseñaron la mayoría de lo poco que aprendí en la vida.

Aleman56



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